El sexto mito: El “cerebro reptil nos domina”
Como comenté en la anterior columna, algunos neuromarketeros se atreven a decir que “El cerebro reptil apenas entiende palabras”, situación que neurofisiológicamente es una verdadera aberración como lo comenté anteriormente, sin embargo, concluyen que, lo que llamamos sistema autonómico en neurofisiología y ellos le llaman “cerebro reptil”, nos domina en el 95% de nuestras decisiones, acaso eso no suena a una contradicción.
Como ya mencioné, la neurofisiología considera tres procesamientos, que funcionan integralmente de forma pendular, el ejecutivo llevado principalmente por el córtex prefrontal, el emocional y senso perceptivo, lo que MacLean llamó mamífero o límbico y el procesamiento autonómico, que responde ante cualquier estimulo de forma automática y que controla muchas de las funciones básicas y vitales de nuestro organismo, como el respirar, el ritmo cardiaco, algunos aspectos de nuestra sexualidad, etc., esto es la fisiología de las emociones.
Se conoce neurofisiologicamente que realmente las decisiones se toman dentro del procesamiento ejecutivo, donde el sistema atencional supervisor, filtra los estímulos, después de haber pasado por los procesamientos autonómico y senso perceptivo o límbico, se autorregula, y se procesa la resolución de problemas si es el caso, para posteriormente llegar a la memoria de trabajo o corto plazo, y finalmente tomar una decisión.
Sin embargo, enriqueciendo lo anterior, bajo la hipótesis de Kahneman del sistema uno (pensar rápido) y el sistema dos (pensar despacio), decisiones que hemos mecanizado como responder a la multiplicación de dos por dos, no necesariamente pasan por todo el camino complejo antes descrito, e incluso la respuesta se dará sin demandar una gran cantidad de energía, esta respuesta se dará casi de forma automática, mientras que responder a la multiplicación de 17 por 53, nos demandara más energía, nuestras pupilas se dilataran como respuesta autonómica de concentración y gasto de energía y entonces esa pregunta verbalizada recorrerá todo el camino, para que nuestra memoria de trabajo le dé repuestas a través de un constructo mental verbalizado, muchas veces apoyado por elementos del exocerebro como una calculadora o la operación aritmética desarrollada en lápiz y papel, esto es educación, parte de nuestra cultura.
Y me pregunto, ¿cómo se atreven algunos de estos gurús del Neuromarketing decir que el sistema uno o autonómico es el cerebro reptil?, algo que Kahneman (2015) nunca establece en su libro “Pensar rápido, pensar despacio”, donde explica su hipótesis de los sistemas, esta es otra aberración generada por la no comprensión de la neuroanatomía y neurofisiología en los procesos de decisión; y con una sola finalidad vender ideas sin fundamento científico, pero que venden libros, conferencias y pseudoasesorías.
Le preguntaría, amable lector, después de esta explicación, ¿usted piensa que es reptileano?, porque muchas de sus decisiones autonómicas, la mayoría, como elegir sin concentrarse o pensar despacio, la marca de gaseosa que siempre acostumbra, esto es, ¿es usted tan primitivo como un reptil, al tomar decisiones?, usted tiene la última palabra…Nos leeemos.
Kahneman, D. (2013) Pensar rápido, pensar despacio. México, D.F., Ed. Random House Mondadori, S.A. de C.V.